domingo, 17 de enero de 2016

Reflexiones

Si miro para atrás, recuerdo mis clases de literatura como el lugar dónde se me imponía leer. Pero también recuerdo, momentos señalados, el balcón de casa de mis padres, mis pies descalzos sobre la barandilla, la noche al caer y yo, incrédulo, acariciando las páginas de aquellas memorias del marques de Bradomin. ¿Por qué? ¿Por qué lo recuerdo?
Supongo que era el libro adecuado para mí, en aquel momento. Y por casualidad, le concedí su tiempo.
Hago esta introducción, para resaltar la importancia de la buena selección de aquella profesora y de haber encontrado el momento de lectura. Sólo yo puedo saber como es de extraordinario que me acuerde de aquel momento, pero creerme: es insólito, mi memoria es demasiado flaca. Y ahora que lo pienso, lo recuerdo porque fue un momento de pura vivencia, ese lugar dónde sólo el arte sabe colocarnos.
Y en términos generales, eso es lo que he entendido que pretende esta asignatura, colocarnos en el lugar del arte.

Empezamos el curso analizando y seleccionando. Tarea más compleja de lo que parece a primera vista. Primero porque no todo lo que se vende es literatura y segundo porque exige gran capacidad de observación del alumno y un sólido conocimiento sobre psicología evolutiva.

Literatura infantil y juvenil. Nunca lo había pensado pero supongo que para mí era un genero menor, algo que ya no me concernía. Pero resulta que hay grandes obras literarias, repletas de buenas ideas y un buen saber hacer, sólo que además, también son accesibles para  jóvenes y niños.
Salgo de este encuentro con la literatura infantil y juvenil, con muchas ganas de explorar esos lugares literarios. Por un lado sólo por el gusto de hacerlo y por el otro, por irme haciendo con un repertorio de libros adecuados a temas concretos, que den pie a debates y creaciones artísticas. Me encantaría poder tratar temas cotidianos a través de obras literarias con valores positivos. Pues para el sano desarrollo del alumno es fundamental que pueda recrear un panorama interior con valores morales positivos.
Pero sobre todo y por encima de todo, que sea vivencia. Que cada intervención motive la pregunta en el niño, el sentimiento o la acción artística; que todo ello pueda servirle para interiorizar y expresar de otra forma su vivencia al relacionarse con el libro.
Después he visto y hasta he interiorizado al tener que hacerlo, que se pueden ofrecer relaciones más amplias al ir a visitar lugares de la metaliteratura, es decir, presentaciones de libros, exposiciones sobre el autor o la obra, cuentacuentos, ferias de libros… Al final, es acercarles al maravilloso mundo de la lectura. Es servirles una ventana a otros mundos. Es un gran regalo y un privilegio.

Sobre el adaptar…. Bueno, aquí tuve mis dificultades. Pude entender los motivos para hacer algunos cambios pero en mí hay demasiado respeto por la obra de otro autor, sobretodo si es buena. ¿Por qué no esperar entonces para dar ese libro cuando sea el momento apropiado? En el ejemplo de “toda clase de pieles” era muy claro, pero tengo mis dudas con otros textos, salvo en los que es necesario por la extensión. Quizá me hubiera venido bien tener más ejemplos de textos literarios que necesiten ser adaptados, más que pospuestos. Aún así, la experiencia fue muy buena porque me permitió ver los entresijos del cuento. Y es que parece que no comprendemos hasta que no nos vemos haciendo.

Luego llegaron las actividades para acercar a los niños algunas obras y autores literarios. Aquí no sólo abrí mi abanico de posibilidades para programar aprendizajes, sino que encontré todo un mundo literario alrededor mía. También me di cuenta que la literatura podía ser una excusa para apropiarnos de nuestro pasado, nuestra cultura. Y por qué no decirlo, me encantan estas dinámicas que potencian un aprendizaje multidisciplinar; y si entre manos los alumnos llevan un proyecto orientado, mejor que mejor.
En cuanto a mí, tuve problemas para ceñirme a los tiempos y al trabajo grupal que se pedía. Tampoco he sido capaz de hacer todos los comentarios que mis compañeros merecían. Supongo que no ha sido un trimestre fácil.

Después vino el gran tema: ¡animación a la lectura!
Todo lo basé en una gran frase de los apuntes: “Si no hay comprensión, si puede haber placer”. Para mí, es el núcleo de toda la asignatura. Y de ella podemos sacar varias conclusiones: Primero, que hay que diferenciar los ejercicios de comprensión y fluidez lectora con los de gozo literario. Y segundo, que no es posible imponer el placer, que sólo se puede, honestamente, contagiar el entusiasmo. Y de esta forma, la lectura se puede volver un placer cómplice entre alumnos y maestro.

Desde esta posición he trabajado la animación a la lectura, desde un auténtico vincularme yo, con lo que les ofrezco a ellos. Pero es que esta enseñanza se ha ido destilando a lo largo de toda la asignatura. Yo tengo que vivir lo que quiero que ellos vivan. Tengo que comprender el sentido de cada elemento literario para que intuitivamente a ellos también les llegué la imagen cargada de contenido. Así tengo que tratar las alegorías de los cuentos y las fábulas. Y para ello, he descubierto que nada mejor que la creación literaria. Parte de la asignatura que he disfrutado mucho y que ha divertido también a gente de mi entorno. Gracias.

También podría hablar de la multitud de recursos que he encontrado para suscitar el interés y ayudar a la comprensión de forma más divergente. ¡Ah! Respecto a este punto anotar que es mucho mejor no tratar nunca de definir, que las interpretaciones de los alumnos son siempre correctas y muy inspiradoras. Que no debe haber una visión unilateral para comprender el mundo sino que como maestros debemos tener una actitud de admiración respecto a la pluralidad de interpretaciones. Pues a la realidad no se accede tan sólo por un camino.

En cuanto a los ejercicios para perfeccionar la capacidad lectora, no sabía de su importancia como un requisito para el desarrollo de la comprensión general como capacidad cognitiva, esto me ha dado un poco de luz. También me ha gustado la reflexión sobre la (demasiado extendida) forma de hacer a través de la obligatoriedad de la lectura y la visión del incipiente lector más como un decodificador que como un recreador de lo leído. También he podido ver que los métodos para ejercitar la lectura resultan estresantes y apelan a la competitividad y corrompen el ritmo propio del texto por el afán de ser el más rápido.

Cómo las grandes experiencias, la lectura requiere de un proceso de ejercitación para poder entrar en los mundos que ofrece. Pero leer no es ser capaces de descodificar el texto, lo implica, pero no es eso. Leer es ver la vida que hay tras las palabras. Es vivir lo que han señalado los signos. El tonto mira la mano que señala, el otro puede mirar las estrellas señaladas. El objetivo del maestro no es estudiar la mano sino emprender el viaje a las estrellas.

Sobre cómo las estrellas pueden nutrirnos… Bueno, baste decir que la posibilidad de crear tan sólo con la palabra es un hecho tan puramente humano que quizá si lo practicamos bien podamos entendernos a nosotros mismos.

La palabra precisa, en el momento justo, puede transformar el mundo como todavía no somos capaces de soñarlo.

A través del proceso escritura-lectura (pues sólo mediante ambas acciones es completo), ponemos en valor cada palabra, permitiéndonos saborear la secuencia de evocaciones que nos sale al encuentro, su ritmo, su color, su impacto.
Porque además, el proceso de escritura y lectura, nos permite vivir las acciones exteriores (más fáciles de ver a nuestro alrededor) y las acciones interiores (que por naturaleza sólo somos testigos de las nuestras). Poder ser testigo de los acontecimientos interiores y exteriores nos permite comprender verdaderamente lo humano. De otra forma sólo podemos remitirnos a las manifestaciones exteriores de la interioridad de las personas.
Es por ello, que en estas edades en las que se está conformando la fauna que va a poblar nuestra psicología, se vuelva tan elocuente y necesaria la literatura. Y por ello es también de extrema responsabilidad que el profesor sepa cultivar los más ricos frutales en los jardines interiores de los alumnos. Y quiero pensar, que un profesor-artista debería saber encontrar el libro apropiado para cada jardín, según la naturaleza de cada alumno.


2 comentarios:

  1. No te compliques, Isaac... los textos de autor no deberían tocarse pero los folclóricos son de transmisión oral y cada persona que los cuenta modifica -intencionadamente o no- pequeños detalles. De lo que se trata es de no modificar ni el viaje iniciático del/la protagonista, ni las funciones, ni los motivos ni los símbolos.
    El artículo es realmente precioso, personal, reflexivo, profundo... y refleja todo lo que traías ya y todo lo que te llevas de esta asignatura.
    Quedo a la espera de corregir las actividades que ya has colgado. Pero la prisa ahora es revisar los artículos por si alguien tiene que completarlos o mejorarlos.
    Puedes enviarme tu autoevaluación cuando quieras.

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    1. Gracias, me quedo más tranquilo con el tema de la adaptación. Así puedo entenderlo.

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